martes, 28 de septiembre de 2010

Matemáticas.

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[Orientación +playa (inmensa, inabarcable) +S. Pedro de Moel (castizo, sencillo, elegante) +percebes (buenos, exquisitos... a 15€ el kilo) +el Atlántico embravecido (recio, iracundo, inaccesible) +la Cataplana +un objetivo cumplido (hace no mucho en un terreno como éste no hubiera terminado ni el correlín) +el robalo grehelado (fresco y aromático)] -el trabajo= la felicidad.
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Los mapas (model+correlin+media+larga) = 4.
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jueves, 16 de septiembre de 2010

Pique-Nique



El pasado fin de semana nos fuimos a Ávila, a las renombradas Navas del Marqués, a reencontrarnos con la Liga de la Comunidad de Madrid.

El terreno, que piso por primera vez en mi vida, es un bosque de pino que presenta una mezcolanza equilibrada entre zonas limpias y rápidas y ámbitos dominados por una jara que sin ser demasiado alta ni demasiado espesa sí que es demasiado lenta.

Agosto todavía quema.

Siete kilómetros y pico y un desnivel notable tendrían que hacer ardua la tarea. Sin embargo, la novedad que constituye el mapa, un buen nivel físico (quiero mantener hasta Portugal el trabajo de este verano), y un trazado interesante, me mantienen, de principio a fin, fresco y animado.

Buena concentración, ánimo equilibrado y decisiones generalmente acertadas consiguen que no cometa grandes errores. Tres de cierto rango: el que cometo en los últimos metros de la tres que me paso de largo por equivocar la curva de nivel sobre la que corro (elegí mal el momento de salir del camino, creo que aunque suponía subir algo más de lo necesario debería haber atacado desde su, más cierto, cruce con el tendido eléctrico); la elección de ruta 8-9, porque aunque clavo la lectura de la curva de nivel me abraso en la vaguada plena de jara; y el acceso a la diez, porque aunque voy muy seguro creo que evitar el verde por arriba (no quiero cruzarlo porque vengo recién escarmentado) me lleva a hacer algunos metritos de subida extra que quizá me hubiera ahorrado accediendo por abajo.

La jornada termina con comida campestre. Pata de jamón, pimientos de Padrón (unos pican u otros también) y, cosas de la generosa y extensa sección eslava del O-G... caviar ruso.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

LQ2 Y FINAL (WMOC y 5)

Aúno en una sola entrada la narración de lo sucedido los dos últimos días del WMOC para no alargarme demasiado en una serie que de otro modo podría resultar algo tediosa (y aunque parezca mentira este blog no quiere aburrir a nadie) y sobre todo porque tanto la segunda carrera de clasificación como la final se desarrollan en el mismo exacto terreno (dividido en dos mapas que sólo difieren, por buscar alguna diferencia, en que en el de la final la red de caminos es, quizá, algo más extensa) por lo que las sensaciones, tanto las físicas como las técnicas, son ambos días las mismas.
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LQ2 arriba y Final abajo.
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El terreno es en estos lares una suerte de vericueto que ralentiza mucho la carrera e invita al uso continuado de la amplia red de caminos. Yo no lo dudo ni lo más mínimo y siempre que puedo y la opción no es la peor los transito. Ocurre sin embargo que ni el primer ni el segundo día consigo entender el criterio de representación del cartógrafo y yerro más de lo deseable en los encabalgamientos de unos con otros.

Tampoco acierto en la lectura de la curva de nivel, actividad ésta que me obliga a consumir mucha más energía intelectual y capacidad de concentración de la que tengo y de la que resultan carreras espesas y fatigosas. Si bien es cierto que no incurro en estrepitosos fallos, no lo es menos que clavar, lo que se dice clavar, no clavo ni una baliza.

Pierdo todas mis opciones de lograr una clasificación digna en la LQ2 cuando finalizando ya mi carrera me topo de romanía con una octogenaria corredora rumana. Sé que era ochentona y del este porque así lo decía su dorsal no porque hablara ninguno de los idiomas de los que yo consigo entender algo porque, de hecho, (supongo que era rumano) sólo hablaba rumano. El caso es que la buena señora llama mi atención para rogarme encarecidamente, los gestos eran inequívocos, que le evidencie su situación. Cuando lo hago, descubre ella (su cara de pavor la delata) que anda mucho más perdida que Carracuca y se pone a llorar como una magdalena. Ya no puedo marcharme de allí sin solucionar el problema principalmente.... porque la ancianita ha hecho suyo mi brazo de tan fuerte que lo agarra. Cuando consigo ponerla en seguro camino a la meta han pasado ya casi veinte minutos desde que se inicio el encuentro. “Bueno al menos he hecho mi buena acción del día”, pienso. Y más ancho que largo retomo mi carrera.
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En resumidísimas cuentas, gran experiencia que espero poder repetir muchas veces más a partir de ahora.