Y aquí me hallo, intentando alargar el pasado a sabiendas de que, como ya dijo antes que yo el poeta, jamás se debería volver al lugar dónde una vez se fue feliz; empezando a resistir los embates de un incipiente tardío otoño a la espera de qué, ay misero de mi, y ay, infelice, cese la caída de la hoja; buscando, como sólo lo saben hacer los marineros viejos, el más ínfimo soplo de viento; algo cansado, sí, algo cansado; ¿rendido? no, rendido nunca.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiS-pBCoc5xGxOm1V6LFZ356Tl4ynmvNJwUBt2jM6ROlgpsuKmRFeuQKik9hG4pepSrRxOKKDCp7GKbFXZ1-1vPguw8aYqOTmSh9Y129gHTcUv-0dhwu6rc5SJqkvZKutRqyHNMUcA_-e8/s320/20111026094625_00001.jpg)
No hay comentarios:
Publicar un comentario