jueves, 4 de noviembre de 2010

Agua pasada.


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Bueno pues ya está, se acabó. Terminó por este año la Liga Española y con ella la temporada 2010. De aquí a final de año algo correré (no quiero perderme algunos planos como los de Almorox y Moralzarzal, en los que no he corrido nunca) y algo queda por organizar, pero a parte de eso, ahora toca dar descanso al cuerpo y en el modo en que se pueda, también a la mente.

No termina bien la liga. Son variados los reproches que puedo hacer a las carreras que perpetro en Alcalá pero uno sobresale por encima de cualesquiera otros: la falta de entereza.

Traicionando ese principio básico según el cual una vez que has empezado a ejecutar la ruta elegida has de ceñirte al plan hasta el final, yo en el Cerro del Viso cambio de opinión tres o cuatro veces en un solo tramo, ¿por qué?, pues porque la visión de determinadas cuestas me aterroriza y a medio camino me pongo a buscar una ruta (que no existe) más bonancible:. “Me voy a ir por aquí que así evito este paredón...” “ pero que tonto soy, así estoy alargando excesivamente la ruta...” “mejor atajo por esta vaguada...” “este desnivel me esta matando, mejor de voy a buscar el camino que.....”; total, un desvarío.

Con todo, es hora de hacer recuento, la balanza se inclina del lado de lo positivo. Muchas son las cosas que he aprendido este año y yo creo, me gusta pensar que es así, que es notable la mejoría que en líneas generales se ha producido en mi técnica. Poco a poco voy cogiendo experiencia (que es la madre de ésta y de todas las ciencias) y con ello disminuyendo la calidad de los tropiezos que también llegan menos frecuentemente.

En fin, una liga de orientación más, un año más de orientación.

Pronto, más de lo que uno espera (todo llega siempre antes de lo que uno espera), estará aquí la siguiente.

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