La mañana del sábado, comienzo de la liga 2011 de la comunidad madrileña, se levanta gélida y brillante. Navalcarnero recibe a la más multitudinaria carrera de ámbito regional de cuantas he podido vivir yo (en tres años creo no haberme perdido ninguna) y, a juzgar por los comentarios de “los más viejos del lugar”, de cuantas se hayan organizado hasta hoy. El Club Deportivo Colmenar aporta al rol de participantes alrededor de ¡¡¡180!!! almas: la orientación de Madrid, en general y la colmenareña muy en particular, estamos/está de enhorabuena (ahora sigue un aplauso virtual).
Antes de empezar a correr, en esa idealización que siempre hago de lo que quiero hacer en carrera, existen una premisa que entiendo que ha de condicionar cualquier plan que haga de la competición: el terreno navalcarnereño es “muy rápido” y a mí a estas alturas de la temporada (...lo digo como si en algún momento fuera a tenerla...) si hay algo que me falta es velocidad. Opto en consecuencia por un ritmo conservador: si consigo precisar la localización de las balizas el tiempo ganado evitando correcciones compensará el que pierda ralentizando la carrera.
Las cosas salen mejor de lo previsto porque salvo en la siete (voy demasiado abajo) en la nueve (atrapado en una laguna de concentración me voy a la vaguada que no es) y en la meta (la vergüenza me impide explicar por qué), en las que acumulo entre el minuto y medio y los dos minutos de fallo, al resto de controles llego directo y muy clavado, en un devenir algo lento pero fluido (la respuesta física sin bien no da para tirar cohetes si que está por encima de lo esperado) que me permite alcanzar (atención perogrullada:) por primera vez en la temporada y (¡¡¡¡tan ta ta chan!!!!) por primera vez en mi existencia-o, el podium regional.
Si bien es cierto que los gitanos no quieren buenos principios para sus hijos también los es que a nadie le amarga un dulce así es que a disfrutar de este día que ya sabemos que el tío Paco con su rebaja acecha en cualquier lugar del bosque.
Antes de empezar a correr, en esa idealización que siempre hago de lo que quiero hacer en carrera, existen una premisa que entiendo que ha de condicionar cualquier plan que haga de la competición: el terreno navalcarnereño es “muy rápido” y a mí a estas alturas de la temporada (...lo digo como si en algún momento fuera a tenerla...) si hay algo que me falta es velocidad. Opto en consecuencia por un ritmo conservador: si consigo precisar la localización de las balizas el tiempo ganado evitando correcciones compensará el que pierda ralentizando la carrera.
Las cosas salen mejor de lo previsto porque salvo en la siete (voy demasiado abajo) en la nueve (atrapado en una laguna de concentración me voy a la vaguada que no es) y en la meta (la vergüenza me impide explicar por qué), en las que acumulo entre el minuto y medio y los dos minutos de fallo, al resto de controles llego directo y muy clavado, en un devenir algo lento pero fluido (la respuesta física sin bien no da para tirar cohetes si que está por encima de lo esperado) que me permite alcanzar (atención perogrullada:) por primera vez en la temporada y (¡¡¡¡tan ta ta chan!!!!) por primera vez en mi existencia-o, el podium regional.
Si bien es cierto que los gitanos no quieren buenos principios para sus hijos también los es que a nadie le amarga un dulce así es que a disfrutar de este día que ya sabemos que el tío Paco con su rebaja acecha en cualquier lugar del bosque.
.
Hay quedan las primeras rutas del año:
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario