martes, 21 de febrero de 2012

En calzoncillos y con camisa rosa.


Termino las últimas carreras siempre con la misma sensación. Es esa sensación que tiene el que tiene algo en la punta de la lengua, la del detective de las películas cuando está a punto de resolver el crimen, la que te queda cuando sabes que se te olvida algo pero no sabes qué... la sensación de estar a punto de...

Me encuentro bien, mis impresiones son buenas, tengo la idea de que voy por el buen camino, pero al mismo tiempo siempre hay algo que falla. Termino de correr con el sentimiento de estar muy cerca de dominar las claves y al mismo tiempo con la contradictoria impresión de que no soy capaz de hacerlo por carecer de algo (así de etérea es la cosa) imprescindible.

Así mis carreras son últimamente dicróicas (el dicroísmo es la propiedad que tienen algunos cuerpos de presentar dos colores distintos dependiendo de cómo se les mire): se pintan al mismo tiempo del mismo color que la esperanza y de idéntico color al de la inquietud. Tienen tanto de bueno (o incluso de muy bueno), como de malo (incluso de muy malo).

Espero (¡¡¡qué coño estoy seguro!!!) dar en breve con el arcano que me ayude a pronunciar la palabra que busco, a dar con el criminal, a recordar lo olvidado.

Aquí os dejo mis recorridos en Becerril. Los parciales y el gps dejan clara la existencia de la mencionada dicronía: tramos magníficos se enlazan sin solución de continuidad con otros, digámoslo en puridad, malos.


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