martes, 21 de febrero de 2012

En calzoncillos y con camisa rosa.


Termino las últimas carreras siempre con la misma sensación. Es esa sensación que tiene el que tiene algo en la punta de la lengua, la del detective de las películas cuando está a punto de resolver el crimen, la que te queda cuando sabes que se te olvida algo pero no sabes qué... la sensación de estar a punto de...

Me encuentro bien, mis impresiones son buenas, tengo la idea de que voy por el buen camino, pero al mismo tiempo siempre hay algo que falla. Termino de correr con el sentimiento de estar muy cerca de dominar las claves y al mismo tiempo con la contradictoria impresión de que no soy capaz de hacerlo por carecer de algo (así de etérea es la cosa) imprescindible.

Así mis carreras son últimamente dicróicas (el dicroísmo es la propiedad que tienen algunos cuerpos de presentar dos colores distintos dependiendo de cómo se les mire): se pintan al mismo tiempo del mismo color que la esperanza y de idéntico color al de la inquietud. Tienen tanto de bueno (o incluso de muy bueno), como de malo (incluso de muy malo).

Espero (¡¡¡qué coño estoy seguro!!!) dar en breve con el arcano que me ayude a pronunciar la palabra que busco, a dar con el criminal, a recordar lo olvidado.

Aquí os dejo mis recorridos en Becerril. Los parciales y el gps dejan clara la existencia de la mencionada dicronía: tramos magníficos se enlazan sin solución de continuidad con otros, digámoslo en puridad, malos.


martes, 14 de febrero de 2012

Ni chocotajas ni mojar en la pringue.


La liga española empieza para mi con un poquito más de pena que de gloria pero no mal del todo. Después de una media en la que he de reconocer que adolezco de precipitación en la toma de decisiones (excesivo afán por llegar rápido), en la carrera del domingo prefiero lo seguro a lo célere eligiendo siempre las rutas más seguras lo cual, todo sea dicho de paso, no impide que cometa un error ciertamente incomprensible (todavía estoy intentando averiguar que andaba yo pensando para ir a la cinco por donde lo hice) pero sí que me acerca a disfrutar del recorrido y de la competición. En el haber varias cosas a valorar: tengo sensaciones de buena preparación física y de estar divirtiéndome, he notado mucha mejoría en el aspecto de la reubicación y la corrección de errores, y como siempre que la competición se acerca a la costa, poder terminar el día en la playa. En el debe, sobre todo, el dolor que se me ha incrustado en la espalda después de patear tanta piedra y pasar tanto frío (... es que ya tengo una edad), haberme dejado llevar por la sobreexcitación cuando eso era precisamente una de las primeras cosas que tenía previsto evitar, y que como en el perro flaco todo son pulgas a la avería de la “furgo” he de sumar la del coche que me dejan para ir a Alicante.

Deseando estoy que llegue Cádiz... nunca he corrido allí.

lunes, 13 de febrero de 2012

Con este sencillo y emotivo acto damos por inaugurada una nueva era en el mundo After-O, el de los recorridos pasados por el diabólico Quickroute. A partir de ahora, si es que eso te llega a importar algo... que ya lo dudo, o si tienes ganas de echar unas risas, podrás consultar mis recorridos pinchando en el enlace "Mis mapas" en el margen derecho de esta página. 
¡¡¡Hay que ver lo que se puede hacer con sólo llevar un "relojito" en la muñeca!!!.

viernes, 10 de febrero de 2012


Mallas, cinco pares (dos largas, dos cortas, unas pirata).
Un buen montón de buenas intenciones.
Dos camisetas “primera capa” (una sin mangas la otra con)
La moral bien alta (espero traerla de vuelta).
Dos camisetas de competición (la del club y la de Suiza).
Dos pares de medias (deportivas, las otras sólo las utilizo durante la pride).
El convencimiento (casi absoluto) de que lo voy a hacer bien.
El corazón preparado (para correr... y para sufrir).
Guantes y gorro.
My O-Essentials (brújula, pinza, portas...).
Mi nuevo y flamante receptor del sistema de posicionamiento global.
Zapas (Las Salomón, y las Integrator... Si consigo engañar a “la economía familiar”, tal vez me vuelva con algún otro par).
Suficiente sudor y lágrimas para dejar sumergido el El Valle del Sol.
¿Condones? No llevo... ya sabéis que estoy casado. Y encima este fin de semana toca suelo duro (no el oficial, otro).
Los colmillos afilados.
Unas ganas locas (estas tampoco tienen nada que ver con la pride) de que llegue mañana.
Vaqueros, camiseta, jersey, forro y abrigo.


Ya tengo hecha la maleta para este fin de semana.

lunes, 6 de febrero de 2012

¡¡¡EUREKA!!!


Han sido tantas y tantas veces las que lo había intentado antes. Los más viejos del lugar decían que su existencia era sólo un mito, una leyenda. Todo el mundo hablaba de él, incluso constaba dibujado en algunos planos pero nadie, nadie lo había visto. En cada una de los zarzales de la ribera del río Valdelatas puede encontrarse un jirón de la piel (algunos dicen que también puede encontrarse algún cadáver) de aquellos que se la dejaron intentando encontrarlo. Yo después de años de infructuosa búsqueda ya había abandonado toda esperanza de dar con él hasta que el sábado pasado, tuve una intuición, ví un brillo casí mágico entre dos zarzas, me acerque cauteloso y...

Lo he visto, sé dónde está, sé que existe: ¡¡¡¡¡¡¡¡he encontrado el paso del rio Valdelatas!!!!!!!!!.

Y no me preguntéis, que sepáis que me llevaré el secreto a la tumba.




jueves, 2 de febrero de 2012

And the winner goes to...


Habiendo ganado este fin de semana pasado por primera vez en mi vida (empieza mi quinto año como orientador) una carrera de la liga de la Comunidad de Madrid hoy me apetecía hacer algo de alarde de esta circunstancia y publicitarla a los cuatro vientos, entre otras muchas cosas, por aquello de la vanidad, porque me ha alegrado mucho, y porque vete tú a saber cuando vuelve a ocurrir semejante cosa.

Sin embargo no quiero yo desmarcarme de la tendencia introspectiva que tiene últimamente lo más granado de los blogs de orientación (demostrando así la maravillosa inclinación de los orientadores hacia el pensamiento complejo) y por ello, en lugar de dejar una mera prosaica referencia a tan particular acontecimiento, lo trataré de interpretar desde un punto de vista más acorde con la altura de las reflexiones a las que me refiero.

Supongo que todos (generalizo sólo a efectos dialécticos, ya sé que en la práctica ca´ uno es ca´uno) buscamos en el sufrimiento, la disciplina, y el sacrificio que supone el entreno diario (que en mi caso además hay que compatibilizar con un trabajo que me ocupa doce horas diarias, y con dos hijos pequeños, y con el resto de la familia, y con el resto de quehaceres “adultos”: pago de letras, pago de facturas, pago de hipotecas...) las dos únicas retribuciones que lo compensan todo: el ejercicio de la libertad (corro porque es lo que quiero hacer)... y el bienestar inducido por una buena dosis de dopamina.

Pero, ¿nos basta como deportistas competidores que somos con el ejercicio pleno de la libertad y la dopamina para ser felices (hablo sólo de felicidad deportiva)? Seguro (¿quizá?) sí. Pero ¿a alguien le amarga un dulce? ¿no mola ver como todo ese esfuerzo, todo ese sacrificio, y todo ese sufrimiento se materializan, aunque sólo sea una puñetera vez cada lustro, en algún siquiera pequeñísimo éxito?; en puridad ¿no es ese triunfo la (imprescindible) retribución que necesita nuestra autoestima (¿vanidad?) para crecer... ¿no es la satisfacción que hace que merezca la pena continuar?.

Ufff, que espeso me ha quedado esto. Me vuelvo a lo trivial, a lo chanflón:

¡¡¡¡Viva la madre que me parió!!!! ¡¡¡¡Oeee, oe, oe, oeeee!!!!.