miércoles, 25 de agosto de 2010

Clasificación Sprint (WMOC y 2).

La crónica de esta carrera bien pudiera resumirse en el entendimiento de la tesitura con la que la afronté: creo que bastará con escribir que lo único que separó el viaje desde Madrid a la Chaux de Fonds de los seis pitidos de salida fue una breve parada en la guardería a efectos del confinamiento de la estirpe (por cierto, la guardería magníficamente establecida y perfectamente atendida pero bastante apartada del centro de competición). Tan despistado llegué al callejón de partida que cuando llegué a los mapas no sabía cual de los tres que rezaban H-40 (1, 2, ó 3) era el mío. Como me dio vergüenza preguntar y andaba más nublado que Londres en Febrero, simplemente, me situé enfrente del cajón que más rabia me dio. Sólo la suerte que acompaña a todos los principiantes evitó el desastre: uno de los jueces de salida acertó a percatarse (no estaba allí para eso) de que la serie consignada en mi dorsal (como lo leéis: delante de mis narices estaba la solución al problema) y la del cajón que había “elegido” no coincidían y pudo advertírmelo exactamente un segundo antes de que empezará, pii, pii, pii..., la cuenta atrás.
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Una pena lo de la falta de concentración y el cansancio porque el mapa y la carrera, totalmente urbana, salvo en lo que se refiere a la interpretación de los distintos niveles existentes en rededor de un puente (Baliza 5, en la que, ciertamente, falló todo aquel con quien cambié impresiones en el after-o) no ofrecía, ni mucho menos, grandes dificultades.
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Resultado: Final B (O lo que es lo mismo, mucho más de lo esperado).
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Consideraciones generales: En mi primera asistencia a una carrera de este tipo (creo que en torno a los 4.200 participantes) me llama la atención la incontable cantidad de gente y medios con los que cuenta la organización y descubrir que en una de esta índole también se cometen errores de planeamiento: los corredores que llegan mediada la competencia deben esperar, os lo juro por Hubmann, ¡¡¡más de una hora!!! para descargar sus tarjetas. No quiero, sin embargo, que nadie se haga una idea equivocada a este respecto, desde mi leal y modesto saber y entender, el trabajo de los organizadores no puede calificarse sino de excepcional.

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