La carrera del sábado pasado en
Cinco Villas fue una de esas carreras que podríamos calificar de bonitas, si
bien más por el entorno, la lluvia, la niebla, la perfección del bosque en esas
circunstancias, que por cuestiones técnicas porque el trazado aunque novedoso adolecía (es opinión personalísima)
de cierta monotonía.
En lo subjetivo, muy buenas
sensaciones; carrera muy fluida, creo que acertada en las selecciones, y creo
que bien ponderada en cuanto al control del riesgo se refiere. Sólo un pero, la
ciática y el frio, más aquella que éste, me impiden progresar todo lo rápido y,
sobre todo, lo cómodo que me gustaría.
Pocos fallos. Para llegar al
control número 2 el plan es desviarme al Este para dar con la senda Sudeste Noroeste entendiendo que ha de servirme en bandeja de
plata la baliza que busco. O a esas alturas todavía estaba un poco empanado o
la senda no era tan evidente como parece en el plano porque lo cierto es que lo
que me para es el camino. Afortunadamente me es fácil advertir la circunstancia
y corregir me lleva sólo unos cuantos segundos.
Desde ahí (e incluyendo el tramo
largo que desentraño por la curva de nivel buscando, como grandes referencias,
primero el cercado de contenido amarillo y luego la península de bosque que
justo a su Este se adentra en el campo) todo transcurre con fluidez y buen tino
hasta el decimotercer control: una cuesta abajo más terreno limpio igual a
velocidad excesiva ergo pérdida de control y error. Puesto en alerta, paso muy controlado las balizas catorce y quince y, ya
tocadillo físicamente, a la dieciséis llego algo posma.
A la diecisiete por el camino dándolo todo.
P.D. Cuando he terminado de redactar
esta entrada todavía no sabía que mi tiempo fue el mejor del recorrido. ¡¡Sensaciones
y resultado se han dado la mano!!
Carita amarilla exultante de
felicidad.