Dr. JEKYLL y Mr. HYDE (2ª Parte).

El domingo, en la clásica, el recorrido en general no presenta grandes dificultades pero hay que estar muy atento a la elección de ruta y yo al comienzo de la carrera, muy influido por el paupérrimo resultado del sábado, cuando hay que elegir, me voy a lo seguro aunque no sea lo más rápido. Así, las tres primeras balizas las visito sin tocar apenas la hierba... mis zapatillas sólo pisan el barro de los caminos. El resultado según los parciales no es ni bueno ni malo, pero en carrera, la seguridad me ha dado serenidad y confianza y eso me anima, a partir de la cuarta, a elevar el ritmo y a buscar alternativas más directas y también algo más arriesgadas. A mitad de carrera, estoy convencido de que voy bien porque llegó rápido y con precisión a los controles, así es que decido dar una vuelta más de tuerca y, aprovechado la facilidad que ofrece el acercamiento a los controles 10 (al que se accede desde la nueve directamente por un camino) y 11 y 12 (no hay más que mantenerse al sur de la misma valla) vuelvo a cambiar de marcha. Acierto en la decisión de evitar el rayado verde que hay entre la 12 y la 13 dando un rodeo por el Este que no parece muy lógico dada la cercanía entre esos controles pero que, a la vista de los parciales, resulta muy efectivo; y acierto mucho más, también con el cronometro en la mano (en esta baliza es mío el mejor parcial), en la decisión de asegurar la 14 yendo a ella, directo y sin dejar de apretar los dientes, pero también sin dejar de cotejar la realidad con el plano. A partir de ahí todo es cuestión de correr (la quince es fácil y el tramo se recorre rápido entre caminos y asfalto; la 16 está al suroeste de un cortado ubicado justo debajo del tendido eléctrico; y la 17 en un cruce de caminos al fondo de una profunda vaguada) o volar: desde la 17 hasta el final todo es autopista.
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El Domingo gané la clásica.
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¿Es luz eso que se ve al final del túnel?.