El bosque en Legutio, un hayedo henchido de acebo, argoma, y zarza, y lluvía, resbala hacia las balsas de Urrunaga y Albina, precipitando el helecho, adornado de roble, de alerce, y de pino; en algún recodo fosco y enmarañado. La luz amoratada y suavemente perfumada de hongo. La niebla galantea con los corredores a la alborea pero claudica según se acerca el mediodía. La selva, no tan limpia como se pinta en el mapa, se enreda en los pies donde señorea el helechal; sus macizos más jóvenes impiden caminar erguido. El monte exhibe su dureza y los trazados, definitivamente largos, no la mitigan, su belleza sí; ¿vaya lo comido por lo servido?... Los fallos siempre que toca elegir ruta.
Los potes en general,
el txacolí en particular, los champiñones, los pimientos de Guetaria, el foie
fresco, el picadillo de txistorra, una Vitoría amable y desencadenada, los
amigos, ... suman.
Mejores sensaciones
que resultados, discretos pero amables, para terminar una temporada de Liga
Española que se cierra antes de que llegue el invierno con los “viejos”
rockeros (mal que le pese a la alcaldesa de Fuengirola) al frente.
Enhorabuena a
todos los campeones (sean quienes sean a quienes haya que considerar como tales).
3 comentarios:
bonito.
me ha recordado a los broches de despedida que ponía pepe domingo castaño en "el larguero".
Gracias Guillermo¡¡¡¡¡¡¡
Gracias Guillermo¡¡¡¡¡¡¡
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