Tenía yo puesto el ojo en el
Campeonato de Madrid de Larga Distancia como atractivísimo último objetivo de
la temporada de competición de 2013. Como la idea primigenia era que la pugna se
celebrara en La Berzosa andaba yo dando pábulo a la idea, quizá no tan
descabellada a juzgar por lo acontecido este año en el ámbito capitalino en los
planos más técnicos, que en tal foro podría yo hacerme hueco entre las alturas
dentro, claro está, de la categoría de veteranos. La Berzosa, si mantienes la
mente clara y el guapo de la concentración subido, te permite andar ligero de
zapatillas y quizá sea en ese orden de condiciones (terreno técnico, terreno rápido)
en el que más oportunidades tengo de sacar algo de provecho. A sabiendas de mi
proverbial dificultad para mantener la concentración si el tiempo de la carrera
se acerca a la hora, el hecho “distancia larga” lo anotaba en el apartado de cargas,
pero sin considerarla lo suficientemente pesada como para impedir que me
hiciera ilusiones.
No es que la haya perdido (la
ilusión) cuando me he enterado que la carrera será en Moralzarzal pero en ese
terreno, mucho más duro y también muy técnico, “esa cosa del pódium” sí que se me
antoja poco menos que imposible.
Quedan menos de quince días para
el (seguro y en cualquier caso) feliz acontecimiento. Los emplearé en afinar lo
físico y afirmar lo anímico a ver si el mucho empeño me vale para poner un bonito
punto y final a este cuent-o.
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