lunes, 25 de enero de 2010

Ahora resulta que...


La cosa ha empezado bien.

Estar un par de puntos (... o tres) por debajo de lo deseable en lo tocante a lo físico te impide ir todo lo deprisa que quisieras pero te permite una lectura más sosegada de la pintura, lo que, por ende, se traduce en menos errores.

En la carrera del sábado cometo dos que saltan a la vista: uno en el camino a la tercera, que paso de largo porque la busco en el límite de un rayado verde que, advierto demasiado tarde, en la realidad es mucho más extenso de lo que queda representado en el papel (culpa mía, por no contemplar esa posibilidad); y otro en el camino a la décima: el yerro en la navegación es considerable (buscaba la vaguada a la que llego, para luego saltar al camino y de ahí volver a saltar a la vaguada objetivo, pero desde luego no era mi intención acceder a ella en un punto tan bajo del terreno: cerca de la cinco).

El resto de tramos, especialmente entre la cinco y la seis, los hago sin cometer (grandes) errores aunque, ya empecé diciéndolo, algo lentorro.

O dicho todo esto de otro modo, si cuando alcance o esté cerca de mis topes de fuerza y rapidez sigo siendo capaz de orientarme como lo hice el sábado, creo que está por venir una temporada razonablemente buena. Otra cosa será que junto con la rapidez también lleguen la ansiedad, el descontrol, la inquietud, el desaplomo, etc... entonces,... ay... entonces.

No quiero dejar pasar la oportunidad de agradeceros a todos los que hacéis posible que todos los fines de semana haya carrera (o entrenamiento) y especialmente a los que en ese sentido sois inmensamente prolíficos (no os cito personalmente porque no quiero olvidarme de nadie), el que todos esos fines de semana me hagais tan inmensamente feliz.



No hay comentarios: