De los tres días de water-o en los inconmensurables bosques sorianos me traigo unos cuantos buenos entrenamientos, una pequeña lesión de rodilla (creo que sólo es cuestión de descanso), y una gran sorpresa vestida de impotencia y decepción: la impotencia de quién se sabe irremediablemente condenado sin ser oido (¿existe mayor acto de injusticia?), y la decepción de quién como respuesta a la (pácifica) defensa de su manera de entender y concebir la organización de la sociedad (o sociedades) en la que participa no encuentra sino un gran desprecio.
En fin... cosas que pasan, y que no me van a apartar del entendimiento de lo fundamental: sólo hay una manera de respetar la igualdad (irrenunciable principio de todo ámbito que queramos que sea democrático), que no es otra que la comprensión y la aceptación (o al menos la tolerancia) de las razones de los demás.
Asi es que por eso y porque todo hay que mirarlo por su lado bueno y no hay mal que por bien no venga, pues mira, ya tengo tres buenos própositos para el nuevo el año: hacerme entender y recuperar la confianza perdida.
¿Y el tercero?
Hacer buena orientación, claro.
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