La Dehesa de Marimartín no depara
ninguna sorpresa y viene a confirmar lo que todo el que ha corrido allí sabe (o
debería saber): gana aquel cuyo recorrido más coincida con el de la línea rosa.
En lo personal bien porque gano y, sobre todo, porque por primera vez en mi vida completo una carrera sin
parar de correr ni un solo instante; y mal porque termino un poco lesionadillo:
la maldita ciática que hasta ahora solo iba a las carreras como oyente ha pasado
a ser el alumno más participativo de la clase.
No hay comentarios:
Publicar un comentario